Abengibre se ubica en el centro de la comarca de La Manchuela, situada al noreste de la provincia de Albacete.
Geográficamente este término municipal se caracteriza por hallarse surcado de norte a sur por el valle del Arroyo de Abengibre, curso de agua temporal que proviene de tierras conquenses y desemboca en el río Júcar a la altura de Jorquera, a muy poca distancia de Abengibre. Este elemento dota de riqueza paisajística al municipio, y propicia la aparición de algunas singularidades ecológicas y de elementos de interés histórico y etnográfico.
Los orígenes de este municipio no están claros, aunque parece fuera de duda su procedencia árabe, debido a importantes vestigios de esta cultura. No obstante, los hallazgos prerromanos llevan a algunos a apuntar un posible origen íbero.
Destaca entre estos hallazgos el llamado “Tesoro de Abengibre”, un conjunto de platos de plata que fueron encontrados en 1934 de forma fortuita por un agricultor mientras trabajaba la tierra, y que con sus más de 2.500 años de antigüedad han aportado mucha luz sobre el conocimiento de esta cultura y, en especial, de su escritura.
Asimismo en Abengibre se han hallado evidencias de la ocupación romana, como estelas, carriladas, etc.
Abengibre perteneció al Estado de Jorquera, villa de la que se segregó en el siglo XIX constituyéndose como municipio independiente.
El pueblo actual surge de dos núcleos diferenciados: Abengibre, el núcleo original alrededor de la Iglesia de San Miguel y un núcleo secundario, Casas de Torres, que fue independiente hasta el siglo XIX, cuando quedó integrado en Abengibre.
Abengibre es un municipio esencialmente agrícola, teniendo especial importancia el cultivo de la vid. También ha sido tradicionalmente un pueblo de vendedores ambulantes, si bien es una actividad que ha perdido activos durante la última década, en la que se ha desarrollado un incipiente tejido industrial, centrado en el sector de la madera, los derivados cárnicos y las legumbres.
Patrimonio:
Su Iglesia parroquial es de estilo barroco del siglo XVIII. Alberga en su interior un lienzo del siglo XVII que representa a San Miguel Arcángel y que presenta influencias de la Escuela Sevillana.